Muy queridos hermanos y hermanas les saludo deseando en el Señor que lleguen con bien a sus hogares.
La experiencia de haber peregrinado juntos al Tepeyac y celebrar la Santa Misa como comunidad, frente al Sagrado Original de Nuestra Señora de Guadalupe, sin duda ha sido una experiencia de crecimiento en nuestra fe que ha dejado honda huella en nuestras vidas, como parroquia castrense incluyendo a la comunidad de la misión Colegio Militar.
Agradezco a los infantes, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos en plenitud su participación, me siento como párroco castrense muy orgulloso de cada uno de ustedes, les he tenido muy especialmente en mis oraciones sacerdotales durante la Santa Misa y he rogado a Dios por soldados, marinos, guardias nacionales y sus familias.
A mis Consejos, mi gratitud perpetua y mi admiración por su trabajo discreto, callado e incluso en ocasiones sofocado.
No puedo dejar de valorar el testimonio y trabajo arduo de mis colaboradores personal de la planta de la parroquia.
La mejor recompensa sea el Señor Jesús y Santa María en medio de nuestras familias militares, aéreas, navales, guardias nacionales y demás familias, tan queridas todas para un servidor.
Les bendigo con afecto respetuoso y gratitud.
Su servidor y hermano,
Jorge Reyes de la Riva
Primer Párroco Castrense